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Acerca del vegetarianismo

Fragmento del Quinto Mensaje del Maestre S. R. de la Ferrière.

ferriere

Lógica Pura
Mens sana in corpore sano

Se nos pregunta, qué pensamos acerca del vegetarianismo. Podemos contestar de tres maneras, que corresponden a los tres planos, a través de los cuales
se deberían considerar todos los problemas: Plano material o físico, que puede ser examinado a la luz de la ciencia oficial; Plano ideal o astral, que constituye, por decirlo así, el aspecto sentimental; y luego, el Plano puramente espiritual o naturaleza Divina, las Razones Superiores, que representan al mismo tiempo la Síntesis.

Estos puntos de vista satisfacen, por lo tanto, al ateo, al ocultista o al filósofo y finalmente al Iniciado, o Adepto de la verdad.

Naturalmente, muchos volúmenes podrían escribirse a modo de una simple introducción al respecto, debido a la gran ignorancia y a la falta de sentido común que caracteriza a la humanidad así como a la imperante necesidad de su re-educación; pero tomando en consideración las espléndidas obras y los numerosos artículos que ya se han escrito al respecto, será posible dar algunas insinuaciones mediante una rápida reseña de diferentes opiniones.

Siguiendo el mencionado sistema comenzaremos por la descripción del aspecto biológico de una vida, llevada en mayor armonía con las leyes naturales.
Luego discutiremos el aspecto esotérico, para iluminar a aquellos que están interesados en el mundo invisible, y finalmente presentaremos un párrafo, que dará una idea de la gran responsabilidad que nos incumbe al cuidar nuestro mecanismo patológico, que por su parte constituye también el punto de partida del sistema total de cual él depende.
Dice una sabia sentencia: «Como es abajo es arriba, como es arriba es abajo, para que se cumpla el milagro de todas las cosas».

 

La tesis
(En el plano material o físico)

El hombre no muere, se mata, como lo expresa tan acertadamente Lavoisier. De modo que tenemos que encontrar la causa de este fenómeno. El mecanismo de la vida es un proceso maravilloso; es la misma eterna vibración la que anima todas las cosas, sólo que con una modalidad diferente de acuerdo a cada reino.

El ciclo del fenómeno vital dura por lo menos cinco veces más que el tiempo necesario para la formación de la estructura material. Así, un conejo que emplea un año para el crecimiento de sus huesos, vive cinco años; el perro
que necesita para ello dos anos, vive por lo general 10; el caballo cuyos huesos emplean cinco años para crecer completamente, puede vivir (5 x 5) 25 años; los huesos del elefante se desarrollan en 30 años, alcanza una edad de
(30 x 5) más o menos de 150 años. Solamente el hombre no observa esta regla, ya que empleando 25 años para el completo desarrollo de sus huesos, debería vivir al menos 5 x 25, o sea 125 años.

En la actualidad, el ciclo biológico de la especie humana es de cerca de 40 años, aunque deberíamos estar acostumbrados a ver personas de 150 años de edad, por lo menos a aquellos que observan un mínimo de precauciones.

El gran error estriba principalmente en la dieta, y ante todo, en el hecho de que, considerando que el hombre debe mantener su temperatura a 37º C, se aduce que el factor más importante para mantenerla es la fermentación del
alimento en los intestinos. Actualmente se sabe que nadie muere de hambre después de cuatro o cinco días, como se piensa corrientemente; no sólo que no se manifiesta la menor baja de temperatura cuando los intestinos están
completamente vacíos, después de ayunar durante 3 días, sino que es posible continuar así durante 50 y hasta 60 días sin alterar al temperatura, rebajar los latidos del corazón, ni experimentar cambio alguno del pulso. En vista
de la ausencia de materias putrefactas en el organismo, la temperatura se mantiene en su grado necesario para la vida. Entonces, ¿qué sucede? Simplemente que no es el alimento sólido lo que el hombre necesita ante todo, sino el alimento líquido.

El hombre no muere tan fácilmente de hambre como de sed. Diariamente perdemos dos litros de agua y en caso de no restituirlos se produce la muerte del individuo. La linfa que riega el organismo no puede faltar sin que la transpiración se vea expuesta a consecuencias fatales al no poder recobrar estos dos litros de líquido que forman parte del ser humano,
indispensables para el cerebro, los ojos, la saliva, el suero ácido de las glándulas gástricas, etc., y si dicho elemento líquido falta, el fenómeno vital cesa. Por lo tanto, si se le proporciona a la linfa el agua necesaria (2 libros de agua pura cada 24 horas), el calor animal puede faltar por el espacio de algunos días, pero el gran simpático continuará su ritmo vital.
Por ejemplo, es sabido que actualmente se puede extraer la sangre a personas muertas hace 15 ó 20 horas e inyectarlas a los seres vivos que están sucumbiendo).

Por tal razón, la alimentación diaria no es de vital importancia y las reservas hepáticas en pequeñas cantidades bastan para mantener el cuerpo humano con vida durante un mes, con sólo tomar agua.

Pero el problema que estamos considerando no es el ayuno, sino más bien el estudio del vegetarianismo, aunque también estos factores colaboran al análisis de las causas que acortan el término medio del proceso vital.

La producción de calorías es asegurada por el movimiento de miles de millones de glóbulos rojos (una gota de sangre del tamaño de un cabeza de alfiler contiene 5 millones de glóbulos rojos).

Con suero fisiológico las moléculas conservadas a una temperatura de 37º conservan su vitalidad durante 5 días. Con suero de citrato de sodio y preservadas bajo el punto de congelación, pueden vivir un mes.

En esta parte nos proponemos discutir únicamente el problema del plano físico y diremos primeramente que el decaimiento prematuro se debe al uso del tabaco, del alcohol y la carne.

Es obvio analizar la destrucción causada por el fuerte veneno que los Caribes empleaban contra los españoles, envenenando sus flechas con tabaco (nicotina, llamada Curare en el dialecto indio).

Se sabe que la nicotina de cualquier tabaco puede descubrirse en la orina 8 horas después de fumar.

Propensos a congestiones pulmonares y cerebrales, los fumadores sucumben con frecuencia bajo afecciones del sistema vaso-capilar, o se ocasionan un fin prematuro, debido a ataques de uremia o de nefritis aguda. La nicotina
destruye las células del hígado y de los riñones, como también las membranas de los pulmones que al envenenarse producen la muerte acompañada de terribles sufrimientos. Tampoco se ignora que el cáncer agudo se manifiesta
en los fumadores. Y de esta manera ponemos fin a los comentarios de ese terrible vicio.

El segundo factor que contribuye a la muerte prematura es el alcohol, así sea cerveza, vino o aperitivos, etc.

El vino es pernicioso simplemente por su contenido en alcohol (100 gramos por litro), y sus defensores que afirman que las personas bebedoras de vino llegan a los 80 y 90 años olvidan su efecto sobre los hijos.

Bastante se ha escrito sobre los efectos del alcohol contenido en el alimento materno que se transmiten al feto.

Se ha comprobado, por los defectos que su propio organismo revela, que una madre puede alcoholizar al hijo durante la lactancia.

Aquí hay que subrayar, que el vino nuevo, recién fermentado, puede usarse sin peligro. Los cultivadores de uvas podrían muy bien vender vino fresco de uvas, pasteurizado directamente de la fábrica.

Aunque siempre habrá que tomar en consideración, que 10 litros de vino contienen 1 litro de alcohol puro de 90%.

Muy a menudo la gente se muere de una afección estomacal, o de sus anexos: el páncreas y el canal colédoco, que se destruyen debido a una alimentación inadecuada.

Permítasenos recordar la acertada afirmación del profesor Cuvier (Lecciones de Anatomía Comparada) quien asegura que «si la carne no estuviera cocida y preparada con especies para ocultar su olor cadavérico, el hombre nunca se
dejaría persuadir para comerla».

En el mismo momento del nacimiento la naturaleza coloca en nuestro cuerpo los gérmenes de la muerte, corpúsculos vegetales que esperan comenzar su acción contra la corriente oscilatoria creada por el flujo de la sangre arterial. Estos saprófitos se encuentran distribuidos entre los glóbulos rojos y tan pronto el corazón deja de latir aparecen con increíble rapidez. Al principio son gérmenes, después se convierten en corpúsculos vivientes, primeros agentes de la putrefacción. Ante este hecho, más bien se tendría que recurrir a alimentarse con carne de ¡¡animales vivos!!

En todo caso, el hígado es insuficiente para eliminar los daños causados por el consumo de la carne; y es así que rechaza la cantidad sobrante de ese «azote» que se convierte en ácido úrico (causa de reumatismo, ciática, gota,
albuminuria y diabetes).

Los alcaloides cadavéricos, purina y ptomaínas, son terribles toxinas absorbidas por quienes comen carne (de 500 a 1,000 miligramos de purina están contenidos en 100 gramos de carne fresca).

No nos detendremos en la parvolina, la hidrocolidina, la madeleína, la neurina, que aparecen como resultantes del proceso de la lecitina, veneno tan fuerte como curare o muscarine. Todo ello son toxinas que han sido analizadas y comprobadas como venenos cardíacos de extrema intensidad.

Además, nosotros no poseemos los mismos órganos de masticación y digestión que los animales carnívoros, ni tampoco un estómago de tan poderosos músculos, ni el abdomen caído, ni los intestinos cortos, etc. Los jugos
gástricos de animales carnívoros son extremadamente ricos en acidez (el perro produce jugos gástricos aún a base de amoníaco).

La fuerza no estriba en el hecho de comer carne; basta con contemplar al caballo, al toro o al elefante. En lo que se refiere a los hombres, ha sido comprobado que los obreros manuales se alimentan bien con sandwiches de tomate e higos, toman agua fresca y, en la cena, olivas y un poco de queso fresco. Los chinos, capaces de cargar 150 kilogramos a un paso rápido, comen únicamente arroz. Los cargadores de barcos de Egipto, que levantan enormes pesos, se mantienen solamente de ajo y dátiles. Los finlandeses, unos de los mejores deportistas, ganadores de grandes trofeos olímpicos, son vegetarianos.

Es un gran error creer que los rostros sonrosados dan una señal de buena salud; la afluencia de la sangre a la cabeza no tiene nada de estético y demuestra una falta de equilibrio de la distribución sanguínea.

Los vegetarianos no constituyen campo favorable para la cría de microbios. Prosiguen el ritmo de su vida sin experimentar cansancio y la encuentran como una maravilla hasta sus últimos días.

 

La antítesis
(En el plano ideal o astral)

Acabamos de hacer una breve reseña sobre el punto de vista materialista, y mientras hemos considerado únicamente el cuerpo físico, hemos discutido sobre el vegetarianismo en su aspecto científico oficial.

También es interesante ver las razones por las cuales se prohíbe la carne, el tabaco y el alcohol a la luz del ocultismo.

Todos los filósofos divergen a través de sus doctrinas en lo que se refiere a la terminología, y aun a la diversidad de planos, al reconocer los tres cuerpos del hombre. Sin embargo, en la base fundamental se asienta que el ser humano está constituido por una envoltura física, un espíritu y un cuerpo intermediario, que es un mediador plástico (con frecuencia llamado alma).

El segundo cuerpo, este doble que con frecuencia se denomina cuerpo astral, es sensible a los cambios del físico, por la simple razón de que dichos cuerpos se interpenetran mutuamente y también porque la personalidad fluídica es más sutil que nuestra parte material y, siendo una especie de esencia, se impregna de todos los acontecimientos a que está sujeto el cuerpo causal. Al desintegrarse el cuerpo físico, dicha aglomeración etérea sirve de vehículo al espíritu.
Esto nos confirma el interés que se debe prestar a lo que los antiguos Egipcios llamaban el Ka, para el cual colocaban dentro de sus tumbas alimentos, a fin de que -no el cuerpo físico como se cree comúnmente sino el otro- estuviera
debidamente preparado para la jornada que tenía por delante.

El aura es una emanación de los centros neuro-fluídicos (chakras). En su estado actual de evolución, siete plexos gobiernan el ser. Su iluminación permite la realización espiritual. De acuerdo con el grado de desarrollo de dichos centros, el aura se ve con matices distintos, atribuidos al misticismo, a la intelectualidad, a la bestialidad, etc.

El cuerpo astral es hasta cierto punto la emanación del cuerpo físico y sus matices dependen de la constitución de su envoltura material. El tabaco, el alcohol y la carne dificultan la sutilización, ya que poseen la facultad de alterar la pureza de los corpúsculos que forman el doble.

Los cuerpos físico y astral se relacionan de modo tan estrecho que, después de ciertos experimentos espiritistas, el cuerpo del médium muestra las impresiones que el doble etéreo recibió en el mundo astral.

De igual manera un maltrato, que se le inflige al organismo, repercute inmediatamente en el cuerpo astral. Además de que el hecho de fumar destruye las facultades derivadas del cuerpo astral que a través de él convergen al cerebro, el hábito del tabaco contraído durante la vida, se transmite al doble, así que, al terminar la vida física, la entidad astral, privada del vehículo para satisfacer sus vicios, se ve obligada a vivir errante y perseguida por el deseo de fumar; al mismo tiempo, incapaz de hacer obedecer ya a su cuerpo físico, permanece rezagada, llena de deseos, e impedida para continuar su evolución.

Las emanaciones alcohólicas no se detienen en el cerebro, sino que, como sabemos, saturan el aire envolviendo el cuerpo etéreo que, obligado a impregnarse de tal atmósfera, pierde el equilibrio, incapacitado de responder a las reacciones necesarias.

La alimentación carnívora animaliza al individuo. El magnetismo constituido por vibraciones bajas producidas por los animales, impregna al doble, que al reaccionar en forma natural, transmite los instintos bestiales al ser humano.
La palingenesia (casi sinónimo de transmigración de las almas y que se confunde a menudo con la metempsicosis) no admite la transmisión de la inteligencia cerebral sino de la voluntad numinal. Es el mismo Principio de la doctrina búdica que explica que en la muerte nuestra voluntad y nuestra inteligencia se separan (teoría también de Schopenhauer), y esta voluntad objetivándose en otro cuerpo se forma otra inteligencia; de ahí que la inteligencia siendo mortal no puede memorizar ningún recuerdo de la vida anterior. Esta teoría demasiado esotérica fue a menudo
reemplazada por la metampsicosis, que no es precisamente lo mismo.

Las partículas, proyectadas en el mundo desde lo Absoluto, que no han pasado todavía por el reino humano, se conocen con el nombre de elementales (que no se deben confundir con los elementarios). Dichos corpúsculos infra-atómicos se pueden encontrar en la carne de los animales, ya que buscan adquirir vida y, mediante el consumo de la carne animal (cerdo, ternera, pescado, etc.), nos colocamos en condición receptiva a tales peligrosas emanaciones de los planos inferiores.

Aquel que posee un mínimo conocimiento de las Ciencias Ocultas, se siente extrañado al ver tanta gente que pretende ser ocultista, idealista y hasta espiritualista, fumando, tomando alcohol y comiendo carne. Algunos pretenden hasta practicar magia siendo carnívoros. Si se tratara de «nigromantes», se comprendería que comieran carne a fin de hacer descender su ánimo hasta aquellos mundos infernales que ellos buscan, pero tan proceder no es digno de un mago, que procura acumular experiencias actuando en armonía con las Grandes Leyes.

Naturalmente, las personas que poseen cierto grado de mediumnidad tienen que ser mucho más prudentes que las demás. Su estado de excesiva receptividad no les permite desviarse de la disciplina, cuya regla principal es, abstenerse por completo de la carne, a fin de evitar el contacto con los polaridades procedentes de planos mentales inferiores. Por cierto, que ningún espiritista puede permitirse el lujo de fumar, tomar alcohol y comer carne, sin exponerse a los más grandes peligros, si no en su estado físico actual, al menos en el mundo astral, donde podría experimentar las más nefastas consecuencias que no podemos describir en este espacio.

Es completamente claro que, con respecto a los magnetizadores no es necesario dar recomendaciones, porque esta clase de personas más avanzadas se abstienen de toda alimentación animal para evitar encontrarse en un estado inferior al de sus pacientes, así como para no transmitir los fluidos de los planos infernales contenidos en cadáveres de animales.

Para un magnetizador sería un crimen fumar, ya que con sus pases transmitiría corrientes de peligrosas emanaciones. Todos los bebedores de alcohol están excluidos de consagrarse a la curación, ya que sería una práctica de verdadera magia negra el hecho de que algún espiritualista dominado por esta pasión, no fuese enteramente sincero. Es completamente imposible ignorar estos datos elementales y al mismo tiempo trabajar en algún dominio del plano astral como lo es el espiritismo, la magia, el magnetismo, la mediumnidad, la teúrgia, etc.

Las leyes ocultas son estrictas: no se debe atribuir siempre a influencias planetarias, adversas o nefastas, todas las consecuencias desagradables que experimentamos debido a nuestros propios errores; tales consecuencias se deben a la falta de disciplina y a nuestra manera de vivir errada.

Demasiados libros de magia personal o tratados esotéricos de vulgarización nos enseñan poderes, olvidando advertirnos contra los peligros; esto se debe a la falta de conocimiento preliminar o a la omisión de una dieta especial a
seguir. Todos aquellos que pisan el Sendero Iniciático tienen que observar una disciplina muy severa.

Nuestro organismo físico es el vehículo indispensable sobre este planeta y es nuestro deber cuidarlo. A nadie se le ocurriría jamás usar ingredientes extraños para poner en marcha un vehículo de motor; ¿por qué entonces empleamos substancias dañinas para nuestro vehículo terrestre? Es cierto que para mucha gente el cuerpo físico representa la única realidad. Si acudimos al ejemplo del vehículo motorizado, sabemos perfectamente bien que tenemos que manejarlo y que obedece nuestras órdenes. Lo mismo se aplica para nuestro espíritu que debe gobernar a la materia.

Basta para el ser verse agobiado por todos lados por influencias de mundos inferiores o por cualquier otra fuerza para que se produzca un desequilibrio en su estructura interior. Si el cuerpo astral no está acorde con el físico, ¿qué se podrá esperar de tal desarmonía? La mente tiene que sufrir a raíz de esto y aquí se comprenderá inmediatamente lo
imposible que es evolucionar en tales condiciones, o simplemente vivir de una manera recta.

 

La síntesis
(En el plano de la Naturaleza Divina o razones superiores)

El mandamiento cristiano: No matarás, como el pansila (virtud) budista: Panatipata Veramani Sikkha Padam Samadyam, son testimonios que se encuentran en todas las sectas y religiones, pues siempre en la base de todas las
doctrinas serias se encuentra el mandamiento de no matar hombres ni animales, ya que jamás se ha otorgado libertad alguna para matar seres inferiores. En otras palabras, el mandamiento prohíbe comer carne, porque esto elimina de antemano la posibilidad de matar.

El Génesis dice al comienzo, que tenemos a nuestra disposición vegetales y árboles en la tierra, y más tarde afirma que, mientras haya plantas sobre la superficie de la tierra, será prohibido comer carne de animales.

No matar significa también no comprar carne, ya que de otra manera uno se hace cómplice de aquellos que matan a los animales. Lo que al respecto se encuentra mencionado en los libros sagrados es tan estricto como el mandamiento budista que prohíbe tomar vino, alcohol o licores tóxicos (Suramirayer Madjepama Datthana Verami).

No se deben confundir los símbolos mencionados en la Biblia con respecto a animales y a vino, porque tienen que ver con el sacrificio sagrado sobre el cual no se puede hablar aquí, y en lo que respecta al vino, nos dice el texto original, que era de uvas frescas, no fermentadas. Igualmente se sabe que los peces, con frecuencia mencionados en la vida de
Jhesú se relacionan con la Era de Piscis que caracterizó la época cristiana, como el Toro y el Cordero representaban sus épocas y como la Edad del Aquarius caracteriza la época en que vivimos actualmente (todos éstos son simplemente símbolos derivados del sucesivo fenómeno astronómico).

Hemos escrito JHESU, con H intermedia y sin S a propósito, a fin de definir al Maestre JHESU y no simplemente al Jesús histórico.

De esta manera vemos que existen razones serias para observar una dieta, hecho que los antiguos jamás discutían y que hoy tiene que ser aceptado por los Adeptos de la Verdad.

Hemos hecho una corta reseña, empezando desde el punto de vista materialista, hasta llegar a la línea Iniciática, con respecto a la necesidad de aceptar una disciplina, y ésta es la gran responsabilidad de que carecen tantas personas.

En breves palabras, estamos considerando nuestro mejoramiento, pero, en vez de aceptar inmediatamente lo lógica, muchas veces gozamos del morboso placer de complicar, no sólo nuestra propia existencia, sino la de toda la
humanidad. Es cierto que mucha gente no posee la suficiente sabiduría para interesarse por sus semejantes, y por esto el mal continúa causando perjuicios a los pueblos y a las generaciones venideras.

Una gran ley divina regula la evolución y los más mínimos detalles tienen su importancia, así que el hecho de no seguir el proceso natural, nos coloca fuera de la ley que rige la historia humana, lo que significa atentar contra la vida de los hombres, porque la magna evolución que propulsa el sistema vital a través de los diferentes reinos, no admite obstáculos de ninguna especie que impidan el cumplimiento de su propósito.

Aunque el animal no posee un alma individual, obedece a un alma colectiva, que lo hace evolucionar hasta el punto de poder elevarse en determinado momento para entrar en el reino humano, al alcanzar suficiente grado de evolución. Matarlo no es solamente contrarrestar su evolución, sino también separar una parte del cuerpo de esta gran alma colectiva que gobierna la raza animal.

Pero el hecho más importante es el de absorber una parte del magnetismo que emanan las células después de la muerte del animal (magnetismo que permanece activo aún en el momento de la putrefacción) y que retiene su fuerza en
cualquier temperatura que llegue a ser indispensable para la preparación y consumo del alimento diario de los necrófagos (comedores de cadáveres). Queda también este magnetismo animal en el medio ambiente saturando el aire, la familia, los amigos y los allegados, etc., con una vibración contraria a su evolución personal.

Es una gran responsabilidad saber que uno puede convertirse en un obstáculo para el bienestar de sus hijos y de su familia; es señal de un estado de conciencia bajo, hacer de su alimentación diaria un crimen y es una pobre conciencia la que no se rebele contra el hecho de obstaculizar el progreso de la Espiritualidad Universal.

El vegetarianismo no tiene nada que ver con ningún fanatismo, no es simplemente una cuestión de «creencia», sino más bien de estética, limpieza e higiene. Deberíamos pensar en nuestra salud, manteniendo nuestro cuerpo en
estado normal de fuerza y no exponiéndonos a aparecer como verdaderos museos patológicos por exceso en las comidas.

Es necesario razonar un poco para poder dar una explicación a los diferentes problemas. Así, hemos expuesto todo en forma científica, desde el punto de vista espiritual, lo que está por encima de la simple lógica. En todas las teorías, siempre se deberían tomar en cuenta los diferentes puntos de vista. Una tesis tan sólo tiene valor cuando existe una anti-tesis que no la contradice; de otra manera, no se podría aceptar el punto de vista oficial, que es simplemente una opinión de un grupo reducido de personas. Solamente cuando se conocen ambas ideas, haciendo una síntesis se puede llegar a una conclusión aproximadamente acertada.

Los que se oponen al vegetarianismo, siempre proclaman lo indispensable de las proteínas contenidas en la carne. Esto es muy cierto, pero no se debería olvidar que para asimilar un 10% de esta preciosa materia contenida en la
carne, uno está obligado a ingerir un 90% de toxinas. Mientras que es tan sencillo tomar las proteínas, comiendo mantequilla y queso fresco. Para aquellos que quieren evitar todo contacto aún indirecto con el animal, queda el recurso de las nueces, almendras, etc., que representan la misma ventaja.

El hecho de no matar ha sido refutado con frecuencia por la afirmación de que los animales podrían llegar a invadir el mundo si no se les matara. La naturaleza es perfecta y sabe conservar el equilibrio; los cataclismos naturales eliminan la sobreabundancia de seres vivos y, por otra parte, se ha podido observar que después de las guerras se manifiesta una recrudescencia de nacimientos, a fin de rellenar el vacío producido por aquellos asesinatos que tanto abundan en lo que llamamos civilización. Por lo tanto, no deberíamos insistir en jugar el papel de jueces en la tierra, sino pensar más bien en el nefasto magnetismo que produce una persona tan sólo con matar una mosca; el movimiento de su mano requiere previamente que la mente impulse este abrupto movimiento lo cual produce fuerzas con instintos bélicos; estas zonas discordantes, proyectadas a cada instante en el espacio, causan perturbaciones en la pacífica atmósfera de aquellos que trabajan por el bienestar de la raza humana.

Si en vez de limitarnos a copiar el contenido de los libros de nuestros predecesores, intentáramos pisar el sendero de la investigación, si nos libráramos de todos los prejuicios, si abandonáramos los atavismos y comenzáramos a meditar sobre las observaciones que hacemos a diario, no podríamos sino cambiar nuestra opinión acerca de la manera de vivir.

Un poco de sincera meditación sobre los hechos aquí expuestos, nos pondrá a favor de esta causa, porque ella es expresión de la Verdad y de la lógica pura.

Pax

Maestre S. R. de la Ferrière.
Fundador de la Gran Fraternidad Universal

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