Sobre el fin de milenio surge una nueva gran mentira, ahora dicen que con la modificación genética van a resolver el hambre del mundo, están modificando la genética de todos los alimentos, sólo por beneficios económicos, que es lo único que persiguen las grandes empresas dedicadas a esto. Hay científicos que defienden los alimentos transgénicos, pero en realidad no hay suficientes estudios que avalen la inocuidad de dichos alimentos, no hay estudios que digan qué le va a pasar al ser humano después de algunos años de consumir productos modificados genéticamente, por ejemplo: para saber que pasa después de 10 años de consumo de OMG (organismos modificados genéticamente), tiene que haber estudios con pruebas testigos de no menos de 10 años, esto lo saben estos mismos científicos que avalan estas técnicas aún no desarrolladas, ¿por qué será que avalan esto tan absolutamente?…
Como los que estaban de acuerdo con la energía atómica, hasta que un escape radioactivo dejó devastada una zona (ya nadie se acuerda de Chernobyl), arruinada por cientos o miles de años, no se sabe, no se sabe por cuánto tiempo será el desastre ecológico, pero esto a los científicos que apoyan este tipo de energía, parece no preocuparles demasiado, ¿Por qué será?…
Los que hablaban de la gran seguridad de las centrales nucleares, y de los beneficios de este tipo de energía, ¿serán los mismos que hoy defienden la seguridad y los beneficios de la modificación genética?
En realidad, lo que menos importa, es si son o no los mismos…
La humanidad entera les pide a los verdaderos científicos que defiendan la verdad, y que luchen contra los mercaderes de la ciencia.
Los defectos de la alimentación genética, no se verán tan rápido como los de una catástrofe nuclear, será igual o más devastadora, solo que tardarán algunos años en aparecer.
El desarreglo genético que se produzca, será imposible de arreglar, será irreversible, y sus consecuencias imprevisibles.
Otra vez el hombre intenta conseguir el Poder absoluto, el Poder de Dios, pero a este poder nunca lo podrá dominar, ni siquiera puede dominar su propio egoísmo, ni la soberbia que lo caracteriza, siempre aprovechándose del más débil.
En vez de aprender de los errores, NO, ahora siguen en la inexplicable carrera de la soberbia humana, y arremeten con los alimentos modificados genéticamente.
Es verdad que el poder de las grandes corporaciones que manejan este asunto, es casi infinito, es verdad también que sus ambiciones desmedidas de lucro prevalecen a las de solidaridad con la humanidad.
Pero todo esto no importa, el hombre común, el ciudadano del mundo, puede revertir esto, Sí !!! el poder en este caso lo tiene el consumidor, aunque todavía no hay plena conciencia de esto, es el consumidor quien con su elección en el momento de la compra, puede decretar el éxito o el fracaso de un producto determinado.
Como esto lo saben las grandes corporaciones, es que tratan, con sus influencias, de que no se etiqueten los alimentos transgénicos, aquí en nuestro país, la mayoría de los productos alimenticios contienen algún elemento modificado genéticamente, pero a los encargados de preservar oficialmente la salud, parece que esto, mucho no les preocupa.
«Delinque más quien atenta contra sus semejantes en forma fría, lenta y continuada, enriqueciéndose con la venta de productos alimenticios de valor nutritivo escaso o nulo, cuando no perjudiciales, que el asaltante que en la encrucijada del camino expone su vida para el logro de sus propósitos.»