A pesar de cierto discurso «verde», la OMC supone un riesgo para muchos Acuerdos Multilaterales Medio Ambientales (AMMAs). Éstos, al imponer ciertas medidas restrictivas al comercio, atacan la lógica del mercado liberalizado. Así, la OMC puede cuestionar, por ser obstáculos al libre comercio, importantes logros de la lucha ecologista, tales como: el Convenio CITES que prohíbe el comercio de animales salvajes; el Protocolo de Kioto de cambio climático; el Protocolo de Montreal para proteger la capa de ozono; la Convención de Basilea sobre comercio de residuos tóxicos y el Convenio de Río de Biodiversidad.
Bosques en peligro de extinción
Animados por los grupos de presión, sobre todo estadounidense, de la industria maderera y papelera, Canadá, Estados Unidos e Indonesia (los tres mayores exportadores de madera), han propuesto el acuerdo de Liberalización Acelerada de Aranceles. Dicho acuerdo, que pretenden sea firmado en la 3º conferencia de Seattle, sin esperar a la ronda de negociaciones, eliminaría entre otras cosas todos los aranceles impuestos a los productos forestales importados, en un plazo de cuatro años, con el inevitable aumento de tala de bosques, que es ya la mayor amenaza forestal. Una reciente evaluación del impacto de dicho acuerdo realizada por el gobierno de Estados Unidos predijo un gran incremento de la deforestación en China, Finlandia, Indonesia, Malasia y Suecia. Con un aumento del 11 y 7,6% para Suecia y Finlandia respectivamente, para el 2010. Además el acuerdo supone una amenaza para las leyes de protección forestales, a las que calificaría de «barreras no arancelarias» al comercio, y por lo tanto ilegales bajo el régimen de la OMC. Estas leyes incluyen las protecciones frente a plagas invasivas, los requerimientos de un mínimo de papel reciclado en periódicos y oficinas, las certificaciones de madera, las restricciones a la exportación de ciertas maderas, estándares de explotación, etc.
Comercio versus Medio Ambiente
Cada vez que el comercio se ha enfrentado a protecciones sociales o ambientales en la OMC, el sistema de resolución de conflictos siempre ha primado el «libre» comercio y sus intereses económicos. En todos los casos detrás de la denuncia ante la OMC había grupos de presión de las multinacionales afectadas por dichas medidas. Ejemplos de esto son las decisiones de los tribunales de la OMC que han obligado a Estados Unidos a derogar las leyes que prohibían tanto la importación de atún y gambas que no garantizaran la protección de los delfines y las tortugas respectivamente, como la de gasolina con aditivos tóxicos proveniente de Venezuela. Asimismo, ha declarado ilegales la prohibición de la Unión Europea sobre la carne y leche tratadas con hormonas y los menores aranceles impuestos a los plátanos exportados por los países de la ACP (África, Caribe y Pacífico) bajo la Convención de Lomé. También se ha denunciado ante la OMC la ley del estado de Massachusetts porque para penalizar la colaboración con un régimen dictatorial que no respeta en absoluto los derechos humanos, imponía sanciones a las empresas con inversiones en Birmania. En un futuro cercano corren peligro los intentos de la Unión Europea de prohibir la experimentación animal en los cosméticos; la propuesta de erradicar los compuestos hidroclorofluorocarbonados (HCFCs) que perjudican la capa de ozono y la prohibición de importar asbestos.
Fuente: Ecologistas en acción ecologistas@nodo.50.org