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El libro abierto de la naturaleza

jesus_1De los rollos de papiro de Quom-Ram

Y aunque se había puesto el sol, no se retiraron a sus hogares. Se sentaron alrededor de Jesús y le preguntaron:

-Maestro, ¿cuáles son las leyes de la vida?. Explícanos, porque deseamos vivir en armonía con la Naturaleza, observando sus mandamientos.

Jesús les contestó:

-En verdad os digo, nadie puede ser feliz si no cumple con los severos mandamientos de la Madre Naturaleza.

Algunos escribas y fariseos allí presentes intervinieron:

-Nosotros cumplimos todas las leyes de Moisés, nuestro máximo legislador, según están escritas en las Sagradas Escrituras.

Levantando algo el tono de su voz, Jesús expresó:

-No busquéis la ley en vuestras escrituras. Las escrituras tan sólo son letra muerta y la ley es palpitante vida. No habéis ganado nada al escudriñar, tan sólo es letra muerta, libros añejos y rancias escrituras, pero habéis despreciado el libro abierto de la Naturaleza Viviente, siempre fresca, en perpetua renovación. La letra muerta, sin vida, mantiene muerto vuestro corazón, no hizo surgir en vosotros ningún fresco brote de la humana virtud, ningún mérito que adorne vuestra personalidad, que la dignifique ante los ojos del Padre Creador.

-La ley está escrita en letras indelebles en toda la Viviente Naturaleza, en todo lo que palpita vida, de donde ella nos habla por sus bocas. Vosotros podéis escuchar y leer… en las hierbas, que nos hablan por medio de sus flores y sus aromas, en los árboles con sus deliciosos frutos, en la tierra y su vibrante vida, en las cristalinas vertientes, en los riachuelos e imponentes ríos; ella nos habla con sus vivientes aguas y eterno murmullo, en los mares con su fluctuante respirar de alta y baja marea y sus violentos oleajes, en los peces que en ellos habitan. En las montañas y en los cerros y sus faldeos; en las aves del cielo. Aún en las rocas más duras hay palpitante vida, sin cuya cohesión ellas se desintegrarían en polvo.

-En verdad os digo, que todas estas palpitantes manifestaciones de la vida están más cerca de Dios que todas las escrituras muertas, inertes y sin vida, obras del hombre falible, sujeto a errores de interpretación. Mas la letra no escrita, manifestada por la Viviente Naturaleza, es infalible, sin errores, porque es obra de Dios, es su auténtica palabra, su idioma universal.

-En verdad os digo, buscad la ley en la palpitante vida, PRINCIPALMENTE EN VOSOTROS MISMOS; comprendedla, pues sólo así seréis libres.

Traducido del arameo antiguo por Edmund Bordeaux.
Enviado por Miguel Grinberg

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