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Los mitos de la alimentación

Los veganos somos la evidencia de que los productos de origen animal son algo totalmente accesorio. Históricamente se han ido creando una serie de mitos alrededor de esto, como el de la proteína, que intentan justificar el consumo de la carne, de los lácteos, etc.

Pero estos mitos no son más que eso, mitos infundados. Lo cierto es que los estudios médicos han demostrado que una dieta vegana equilibrada es completa y más saludable que una dieta convencional.

NO EXISTE NINGÚN NUTRIENTE EN LOS PRODUCTOS ANIMALES QUE NO SE PUEDA OBTENER DE UNA FUENTE VEGETAL. Por lo tanto, no hay razón para que se dé ninguna carencia.

De algún modo, existe una tendencia a pasar por alto los peligros de la sobrealimentación. El informe Estado del Mundo 2000 pone de manifiesto que actualmente la sobrealimentación iguala al hambre (1.200 millones de personas cada uno) como causa principal de malnutrición. Según cifras del Worldzuatch Institute, en los Estados Unidos, el 61% de la población adulta tiene un exceso de peso, y el 27% son obesos. La OMS predice que la obesidad ayudará a convertir las enfermedades crónicas (como el infarto, la enfermedad cardiaca, el cáncer y la diabetes) en la principal carga sanitaria en los países en desarrollo durante el próximo cuarto de siglo, sobrepasando las enfermedades infecciosas.

Una dieta de carne, queso, papas fritas, cereales azucarados, tabletas de chocolate, snacks y bebidas gaseosas constituye, sin lugar a dudas, una amenaza mucho mayor de lo que pudieran serlo las dietas veganas y vegetarianas.

El PCRM (un colectivo médico que recomienda la dieta vegana), en respuesta a quienes les preocupa que una dieta vegetariana no pueda cumplir con los requisitos nutricionales del cuerpo humano, afirma que es fácil mantener una nutrición adecuada a través de una dieta vegetariana, que garantiza una cantidad más que suficiente de proteínas. Es cierto que la dieta vegetariana tiene menor contenido proteico que una dieta basada en carnes, pero esto constituye una ventaja. El exceso de proteínas se asocia con la formación de cálculos rena¬les, la osteoporosis, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Una dieta basada en legumbres, cereales, frutas y hortalizas, contiene la cantidad necesaria de proteínas. No es en absoluto necesaria la excesiva ingestión proteica de las dietas cárnicas.

Con la dieta occidental convencional, se consume el doble de las proteínas necesarias para el organismo. Además, las principales fuentes de proteína tienden a ser productos animales que son también ricos en grasas y concretamente en grasa saturada. La mayoría de la gente se sorprende al enterarse de que las necesidades proteicas son en realidad muy inferiores a lo que ellos consumen. La cantidad diaria recomendada, establecida en 0’8 gramos por kilogramo de peso corporal, posee un amplio margen de seguridad, y las necesidades reales del organismo son incluso inferiores. Algunos grupos tienen necesidades superiores (embarazo y lactancia, personas muy activas, etc.), pero como estas personas también necesitan más calorías, sus necesidades proteicas pueden ser satisfechas fácilmente con un mayor consumo de alimentos.

El asunto de los productos lácteos es otro de los mitos actuales. Se nos ha hecho creer que son imprescindibles. Pero lo cierto es que no son necesarios en la dieta y pueden, de hecho, ser peligrosos para la salud, pues se ha demostrado su relación con, entre otras dolencias, la osteoporosis, las enfermedades cardiovasculares, algunos cánceres, diabetes tipo I, obesidad, alergias. La alimentación vegana cubre nuestras necesidades con facilidad y sin riesgos para la salud, por ejemplo una ración de brécol aporta el mismo calcio utilizable que un vaso de leche.

El único punto que todavía se presta a discusión en la actualidad es el de la vitamina B12. Aunque todavía no se conoce con detalle su función, se suele argumentar que los productos vegetales carecen de ella (esta vitamina tampoco la producen los animales, sino ciertas
bacterias), y que esto provoca carencias en los vegetarianos estrictos. Este es otro mito, pues clínicamente se ha observado que los veganos no padecen mayores índices de carencia que entre los omnívoros. Sin embargo, los más escépticos siempre tienen a su disposición alimentos fortificados con esta vitamina, que cubren las necesidades, y así pueden asegurarse de que no llegue a producirse ningún problema.

Para desterrar cualquier duda sobre estos mitos, podemos revi¬sar los estudios médicos oficiales. Por ejemplo, en septiembre de 1999, el American journal of Clinical Nutrition (Revista Americana de Nutrición Clínica) publicó una serie de documentos que describían las ventajas de basar la dieta en frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales (es decir, una dieta vegana):

• El consumo elevado de frutas y verduras ha sido asociado con un riesgo reducido de enfermedades cardiovasculares, varios tipos comunes de cáncer, y otras enfermedades crónicas (tales como problemas oculares).

• Las legumbres (alubias, guisantes, lentejas, cacahuetes) son fuentes excelentes de proteínas, de fibra, y de una gran variedad de oligoelementos y fitoquímicos que pueden proteger contra las enfermedades.

• El consumo regular de frutos secos ha sido asociado con un riesgo inferior de enfermedades cardíacas y de mortalidad. Los frutos secos son importantes por ser ricos en ácidos grasos omega-3 y ácido alfa-linolénico, que tienen propiedades anticoagulantes de la sangre.

• El consumo de cereales integrales se asocia a un riesgo reducido de enfermedades cardíacas, diabetes, hipertensión, y cáncer de estómago y de colon.

El Autor

David Román, fundador y presidente de la Unión Vegetariana Española, miembro del Concejo Mundial de la IVU International Vegetarian Union, webmaster de la sección en español de la misma, investigador, escritor, traductor y permanente colaborador de la UVA.

Por David Román

Fragmento del libro “La Dieta Ética” – editado en Argentina por el Grupo Editorial El Vegetariano –
Publicado en la revista El Vegetariano Vegano

 

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