Los zoológicos se autoproclaman centros de conservación para especies en peligro, así como educativos para la población. Pero casi todos son menos que atracciones turísticas donde los animales son aprisionados en condiciones antinaturales.
Es verdad lo de la conservación?
A pesar de que muchas especies están sí en peligro de extinción o al menos amenazadas, sólo un puñado se encuentran en programas de reproducción en cautiverio, y sólo unos pocos han sido realmente devueltos a sus hábitats naturales con algún grado de éxito. Sólo una fracción de los zoos alrededor del mundo registran a sus animales en bases de datos internacional, y tan sólo una minúscula parte del espacio en los zoológicos está dedicado a las especies amenazadas. Los zoos habitualmente exhiben sólo los animales que supuestamente serán comercialmente exitosos para que el público los vea, en lugar de aquellos que más necesitan ayuda.
La propia naturaleza de los zoológicos significa que cualquier intento de conservación estará destinado al fracaso. Los animales son generalmente tenidos en grupos y hábitats totalmente antinaturales. Los proyectos de reproducción en cautiverio necesitan estar tan cerca como sea posible de los sitios de liberación en la naturaleza, ciertamente en términos climáticos, de hábitat y fauna. Los animales necesitan suficiente y apropiado espacio para sus necesidades, así como poblaciones suficientemente grandes como para proveer una correcta «piscina genética» y un balance natural con mínimo contacto humano.
Así como muchísimos animales son amenazados a través de la destrucción de sus hábitats por parte de los humanos, la protección de esos hábitats naturales es una forma limpia, efectiva y económica de revertir toda disminución en una especie.
En la naturaleza, las especies desarrollan inmunidad contra enfermedades que naturalmente se encuentran allí, algo que un animal de zoológico nunca podrá lograr. Los virus mutan y pueden ser transferidos y así devastar la naturaleza. En 1991, un virus letal fue identificado en una marmota justo tres días antes de que ésta fuera liberada en un área donde ese virus era desconocido. El TSE (similar a la enfermedad de las vacas locas) ha sido registrado en varias especies de animales en zoológicos.
Animales no deseados
La triste realidad en muchos casos, es que los animales en los zoológicos son criados simplemente para atraer visitantes y publicidad.
Algunos parques zafari y zoológicos han admitido haber despellejado monos «excedentarios», así como proporcionado animales para experimentación (vivisección). Avestruces y bisones incluso han sido vendidos por algunos zoológicos a frigoríficos para ser carneados. Otros venden animales al público como mascotas.
Un mundo distorcionado y antinatural
Qué educación puede ofrecer un zoológico, donde los animales no pueden desplegar su comportamiento debido a condiciones antinaturales? Los animales habitualmente no pueden escapar de la vista del público, de forma que vuelven sus espaldas contra el público o simplemente esconden sus caras. Las aves son privadas de su don más precioso, el vuelo, y usualmente sólo pueden hacer poco más que batir sus alas. Animales que en condiciones naturales caminarían decenas de kilómetros diarios se ven obligados a recorrer interminablemente sus reducidas celdas de cemento. En el caso de los chimpancés, nuestros parientes más cercanos, las infinitas posibilidades de la selva son sustituidas por poco más que juegos de metal de los que hay en parques infantiles. En un intento de disimular la aridez del encierro animal, los zoológicos pintan escenas de selva, naturaleza o glaciares en los muros de hormigón, pero esto no hace diferencia alguna en las vacías vidas de los animales.
Comportamiento alterado
Comportamientos obsesivos y repetitivos (incluso la automutilación) son comunes entre los animales de zoológico, como resultado de la frustración y el aburrimiento. Tal comportamiento stereotípico ha sido notado también en personas con enfermedades mentales. Con nada para hacer, estos animales cautivos en zoológicos se vuelven psicóticos.
Tales comportamientos incluyen ir de ida y vuelta por el mismo camino una y otra vez, balancearse de un lado a otro y de atrás hacia delante, moverse frenéticamente o saltar repetidamente, lamer los muros y mascar las rejas de sus jaulas.
Riesgos para la salud de l@s visitantes
Los zoológicos también son una amenaza para la salud de l@s visitantes. Las enfermedades se pueden diseminar de animales no humanos a los humanos (zoonosias), incluyendo E-coli, herpes, salmonela, hanta virus, y tantas otras. El sector «mascotas» o rincón de los más chiquitos en los zoos presenta una grandísima posibilidad de trasmisión de enfermedades.
Se ha encontrado que muchos zoos poseen precarias o incluso inexistentes barreras de protección (aquellas diseniadas para prevenir el contacto entre residentes y visitantes para prevenir danios y trasmisión de enfermedades).
Algunos zoológicos a esta altura son poco menos que circos, con elefantes obligados a hacer espectáculos, leones marinos y loros. Qué tiene que ver esto con la conservación o la educación?
SI TE IMPORTAN LOS ANIMALES…
PENSÁLO ANTES DE VISITAR UN ZOOLÓGICO…
Cómo puedo ayudar a los animales en cautiverio?
ACORDATE: LOS ZOOLÓGICOS VAN A CERRAR UNA VEZ QUE LA GENTE DEJE DE PAGAR PARA VER ANIMALES ENCARCELADOS
– No visites zoológicos, criaderos de animales para peletería (como los yacarés o nutrias) parques zafari – muchas veces sólo tu dinero los mantiene en el negocio.
– Cuestioná y exigí los permisos de todo establecimiento que se autoproclame «reserva» o «santuario».
– Escribí a los legisladores para exigirles el cumplimiento de las (pocas) leyes que protegen a los animales.
– Si ves animales en pésimas condiciones en zoológicos o parques, escribí para protestar contra la Intendencia y denuncialo en las protectoras de animales.
– Escribí a los diarios denunciando lo acontecido.
– Colaborá con campañas animalistas, de protección animal, etc.
Fuente: Captive Animals’ Protection Society, Dudley, U.K.
(Sociedad de Protección de Animales Cautivos, Dudley, Reino Unido).
Traducción: Pablo Fernández Beri acrat@internet.com.uy