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Otros usos de los animales

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En la práctica, el paso más importante para desterrar el especismo en nuestra vida es no comer alimentos de origen animal. Pero para ser consecuentes, también deberíamos dejar de utilizar otros productos que requieren que se mate o se haga sufrir a los animales.

No debemos vestirnos con pieles de animales. La aparición de granjas no ha hecho desaparecer la captura de animales silvestres. Anualmente, esta industria mata 60 millones de animales (casi el doble de la población española), 40 millones provienen de granjas y los 20 millones restantes de animales en libertad. Además, otros 60 millones de animales no útiles para la peletería (aves principalmente) caen accidentalmente en las trampas. Los animales que son criados en granjas específicas, viven en estrechas jaulas de alambre y bajo unas condiciones inhumanas, y recibiendo una muerte cruel y dolorosa, por gaseado, electrocución, inyección letal o desnucados. Según el tipo de animal, para fabricar un único abrigo de pieles se necesita matar a:

12-15 linces,
10-15 lobos o coyotes,
15-20 zorros,
60-80 visones,
27-30 mapaches,
10-12 castores,
60-100 ardillas.
Las pieles se consideran como un cruel símbolo de status lujoso y poco más. En nuestros días una gran parte de la opinión pública condena ya rotundamente el uso de animales por su piel.

Pero el cuero no siempre recibe tal condena. De hecho a menudo se considera como un práctico subproducto de la industria cárnica; ecológicamente correcto; un producto de calidad fácilmente disponible para todos. Sin embargo, el mito y la ignorancia rodean su producción.

Quienes compran productos de cuero pueden intentar tranquilizarse pensando que el animal del cual proceden ya había muerto para carne, de modo que poco importa que «utilicen» la piel restante para hacer un par de zapatos o una chaqueta. Sin embargo, sí importa porque haciendo esto estarán ayudando a subvencionar la industria cárnica. Comprar cuero asegura la continuidad de una industria masiva basada en el sufrimiento animal. No sólo el cuero, sino hasta la última parte del animal es vendida para hacer posible el sangriento negocio en su conjunto. La sangre se convierte en fertilizante o se usa como ingrediente de alimentos para mascotas y ganado. El pelo se saca para fabricar pinceles. Los huesos, pezuñas y cuernos se hierven para obtener la gelatina que se usará para elaborar jalea, cápsulas para medicamentos y vitaminas, dulces, galletas, película fotográfica, artículos de tocador, cosméticos y fósforos.

La industria del cuero intenta hacernos creer que su producto es biodegradable y una compra realmente positiva en comparación con los materiales sintéticos, para los que se preocupan por el medio ambiente. Sin embargo, lo que la industria del cuero no menciona es que en su estado natural el cuero no podría ser utilizado para hacer zapatos, botas, bolsos o cualquier cosa parecida, porque como materia orgánica que es se pudriría extremadamente deprisa, e incluso antes de que se descompusiera, tampoco podría ser usado porque en invierno se quedaría rígidamente duro y se rompería, o en verano excesivamente suave y flexible, con lo que esos zapatos de cuero no durarían mucho tiempo. ¿Qué hacen los fabricantes de cuero para evitar esto? Tratan el cuero de diversas formas anti-ecológicas para asegurarse de que no se pondrá rígido con el frío o flácido con el calor y, lo que es más importante, que no se pudrirá.
La arqueología ha encontrado muestras de cuero con una antigüedad de 12.000 años, y utensilios de cuero que se cree que datan del Neolítico y la Edad del Bronce en Europa.

Dejando a un lado que la industria del cuero usa una tremenda cantidad de energía, y que las granjas que crían los animales son de hecho un problema ambiental por sí mismas, la cantidad de residuos y contaminación generada por la industria de elaboración de cuero es sorprendente. El hedor de una curtiduría es insoportable. No sólo contaminan el aire, sino que también contaminan el resto del entorno con el uso de una multitud de sustancias químicas muy tóxicas que requieren plantas de tratamiento de aguas residuales. Entre las sustancias usadas en la confección del cuero están: cal, sulfato sódico, emulsionantes, agentes desengrasantes no solventes, sal, ácido fónnico, ácido sulfúrico, sales de sulfato de cromo, plomo, zinc, formaldehído, grasas, alcohol, bicarbonato sódico, tintes, colas de resina, ceras, derivados de alquitrán vegetal y acabados basados en cianuro. Las aguas residuales de una curtiembre también contienen grandes cantidades de otros contaminantes como proteínas, pelo y sal.

El público en general compra millones de toneladas al año de productos plásticos sin pararse mucho a pensarlo, en términos ecológicos. En comparación con la cantidad de bolsas y botellas de plástico que usa cada familia en un mes, un par de zapatos sintéticos de buena calidad en realidad no es algo tan malo. Esos zapatos o botas pueden durar varios años de desgaste intenso antes de tener que ser sustituidos. Por supuesto, el mejor factor sobre el calzado sin cuero es que ningún animal sufrió para producirlo.

Antiguamente no era fácil, pero en la actualidad se pueden adquirir zapatos y botas de material sintético en muchas tiendas, así como zapatillas de lona y goma. Cinturones, bolsos y otros artículos que antes sólo se hacían con cuero se pueden encontrar fácilmente en otros materiales. En el Reino Unido ya hay varias firmas dedicadas a elaborar calzado vegano y accesorios sin cuero, como por ejemplo Vegetarian Shoes o también Ethical Wares

La mayoría del cuero se obtiene de pellejos de vacuno, ternera, oveja, cabra y cerdo. Sin embargo, muchas otras especies son cazadas y matadas en todo el mundo específica mente por sus pieles. Entre ellas las cebras, bisontes, búfalos, jabalíes, ciervos, canguros, caimanes, elefantes, anguilas, tiburones, delfines, focas, morsas, ranas, cocodrilos, lagartos y serpientes. Algunas especies de estos animales están en peligro de extinción (se estima que el 25-30% ) y son capturadas y despellejadas ilegalmente, únicamente para obtener su piel.

Para vestir, no hay ninguna necesidad de comprar prendas de cuero, y existe una amplia gama de tejidos vegetales y sintéticos. Lo mejor son las fibras naturales como el algodón, para las prendas de vestir más comunes, especialmente las que estén en contacto directo con la piel. La lana también es un producto animal, aunque no se mata a las ovejas para obtenerla. Sin embargo, a los corderos se les corta el rabo, se les perforan las orejas con marcas y números y se les castra; también sufren frecuentes heridas al esquilarlas. Es cierto, que estos animales suelen vivir en condiciones menos intensivas, con un mayor contacto con el campo abierto, pero igualmente siguen sujetos a las necesidades productivas del ganadero.

La seda es otro producto de origen animal totalmente prescindible. Millones de gusanos de seda son sacrificados por la industria de la seda: para obtener un gramo de seda hilvanada mueren 15 gusanos. Es costumbre hervir los capullos que contienen la larva viva de la mariposa para obtener la seda. De esta manera se obtienen hilos de seda mucho más largos que si se permitiera salir a la mariposa. Los gusanos de seda indudablemente sienten dolor.

Aquí esta pequeña guía de ingredientes animales utilizados en productos de uso común, que puede servir para detectarlos en sus etiquetas:

ACEITES: En cosmética, los aceites de origen animal pueden proceder del bacalao, las tortugas (cremas nutritivas) o los visones (productos antiarrugas ) .

ALMIZCLE: (En inglés MUSK). Aceite obtenido dolorosamente del ciervo almizcleño, castores, rata almizcleña, jineta y de los genitales de la nutria. Las jinetas viven cautivas en condiciones terribles, los castores caen en las trampas, los ciervos son abatidos y las nutrias reciben golpes en los genitales para que segreguen el aromático aceite que se usa en perfumería.

COLÁGENO: Proteína fibrosa presente en los vertebrados. Suele obtenerse de tejido animal, principalmente bovino. Se utiliza ampliamente en cosmética.

GELATINA: Proteína animal que se obtiene del ganado vacuno, caballos y cerdos mediante el procedimiento de hervir en agua piel tendones, ligamentos y huesos. Se usa como espesante de gelatinas de fruta y budines, y está presente en numerosas golosinas, pastelillos, helados y en algunos casos yogures. Puede constituir un ingrediente de champúes, máscaras faciales y otros cosméticos. También aparece como capa protectora de la película fotográfica, tabletas de vitaminas y en cápsulas de medicamentos.

LACTOSA: Azúcar de la leche de los mamíferos. Presente en preparados oculares, alimentos, pastillas, cosméticos, productos cocidos y medicinas.

MANTECA: Grasa del abdomen del cerdo. Aparece a menudo en patatas fritas, alimentos previamente cocinados y otros productos. También en cremas de afeitar, jabones y cosméticos.

PLACENTA: Masa que envuelve el feto y que se elimina con el parto. Se utiliza ampliamente en cremas cutáneas, champúes, máscaras faciales y otros cosméticos; procede del útero de animales de matadero.

SUERO: Subproducto lácteo que se emplea en pastelería, galletas y dulces, y en algunos panes y quesos.

OTROS INGREDIENTES: Queratina, lecitina, estrógeno, progesterona, adrenalina, esteroides, ácidos grasos, insulina de origen animal y diglicéridos.

Según informa la UPA (Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos), en relación con la crisis de las vacas locas, el riesgo de transmisión de la enfermedad se extiende más allá del consumo directo, puesto que muchos productos contienen ingredientes procedentes del ganado vacuno. Entre ellos citan:

  • Medicamentos: cerca de un 70% de los medicamentos comercializados contienen diversos ingredientes que proceden del ganado vacuno (y especialmente, las vacunas, como su nombre indica). Durante su fabricación, pasan por distintos procesos que los someten a las temperaturas que garantizan, en principio, la eliminación del prión.
  • Cosméticos: la mayoría contiene sebo como integrante básico de sus componentes grasos. Pese a ello, son considerados seguros debido a diferentes razones: en primer lugar, reciben un tratamiento que permite garantizar la inactividad del prión, en caso de que exista; en segundo lugar, se asegura que no existen casos conocidos de contagio por contacto a través de la piel.
  • Golosinas: varias golosinas infantiles tienen entre sus componentes gelatinas y restos procedentes del ganado vacuno. Se asegura que no se han detectado riesgos en su consumo.
  • Pieles y curtidos: al igual que en el caso de los cosméticos, las pieles y curtidos de vaca no representan ningún peligro. El prión no ha demostrado capacidad de contagio a través de la piel en principio.

Fragmento del libro «La Dieta Ética» de David Román y Estrella Vilaplana.
Por David Román y Estrella Vilaplana

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