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Los productos químicos en la alimentación

mascaraEste era un problema inexistente para los clásicos naturistas de hace 50 años, cuando los alimentos eran obtenidos todavía sin intervención industrial.
Existen venenos naturales y artificiales, pero los fabricados por el hombre poseen los efectos más insospechados.

El organismo no está preparado para su metabolización. Tiene que rechazarlos (eliminarlos) o bien acumularlos «donde menos molesten».
El hombre ha creado entre 750.000 y 1.000.000 de productos químicos nuevos inexistentes en la Naturaleza. Con ello ha modificado el ecosistema, lo cual afecta en mayor o menor medida a todos los seres vivos.
La norma sanitaria con que los Estados protegen a sus ciudadanos a este respecto es muy simple: «lo que no mata engorda». No es intoxicación si no hay muerte inmediata. Pero la ealidad es muy distinta, y las secuelas provocadas por esta lenta intoxicación son de dimensiones alarmantes.
Por ejemplo, se suele usar el test DL50 (dosis letal del 50%), para averiguar las concentraciones que provocan la muerte al 50% de los individuos testados.
Este nivel se toma como referencia de toxicidad, lo cual no implica que un nivel inferior no resulte fulminante para algunos individuos. Además, suele estar realizado sobre ratas, con la diferencia fisiológica respecto al ser humano que ello entraña (sin hablar de la aberración ética de tales experimentos).
Pero en general, los productos químicos a los que nos vemos expuestos no han pasado ningún control sanitario, ni individualmente ni en combinación con otros compuestos, ni por supuesto a largo plazo (efecto acumulativo). En cambio, se invierten millones en estudiar el cáncer y otras enfermedades causadas probablemente en gran medida por este descontrol químico.

En una palabra, se resume como «CONTAMINACION». Aunque la alimentaria es la más preocupante posiblemente, hay distintas vías:

  • Polución atmosférica, unida a la lluvia ácida (inevitable hoy día)
  • Agricultura (abonos y pesticidas). Según datos oficiales, cada año mueren 220.000 agricultores por envenenamiento, y se registran unos 5.000.000 de intoxicaciones.
  • Aditivos: las famosas E, y otros productos químicos no indicados.
  • Agua «potable»: cloro, flúor, contaminantes arrastrados.
  • Campos electromagnéticos, radiación atómica, etc.
  • Artículos domésticos, algunos de notable efecto alérgeno o tóxico:
    -productos de limpieza (=hogares limpios, planeta sucio)
    -basuras (plásticos, metales, embalajes…)
    -cosméticos
    -pinturas, tejidos
    -PVC, prohibido en muchos países y «legal» en España
    -Amianto (uralita), cancerígeno también prohibido en Europa
    -Medicamentos. Aunque ninguno es inofensivo, podemos citar dos casos extremos: La talidomida provocó miles de malformaciones fetales, y La fenoftaleína (usada en los laxantes) se ha demostrado cancerígena:
    -Manipulación genética (ante el rechazo popular a los agroquímicos)
    -Por último, pero no menos importante, la «contaminación mental»

Los efectos provocados por estas sustancias, se han ido descubriendo con el paso del tiempo:

  • Alergias, asma, vómitos, erupciones, … es decir, rechazo por el sistema inmunológico
  • Mutaciones genéticas y malformaciones congénitas
  • Cáncer
  • Alteraciones hormonales.

Se ha descubierto que algunas sustancias emulan el efecto de las hormonas sexuales (estrógenos/andrógenos), por su parecido estructural, provocando desarreglos de la fertilidad que ponen en riesgo la reproducción (como explica el reciente libro «Nuestro futuro robado»).
Otro factor a tener en cuenta es que los tóxicos se acumulan y pasan de unos individuos a otros a través de la cadena trófica («el pez grande se come al chico»). Esto multiplica sus efectos. Se ha demostrado que las focas y osos polares acumulan cantidades de DDT y PCBs muy superiores a los seres que viven en las regiones productoras. Esto se debe al ciclo tierra-ríos-mar-peces-focas-osos.
Con la ganadería y la pesca, el hombre suele ser el último eslabón de esta cadena, siendo el más afectado.
Esta es una de las ventajas que tenemos los vegetarianos: los productos vegetales se sitúan a un bajo nivel en la escala de acumulación tóxica. Además, parece ser que la clorofila contenida en los vegetales verdes es un elemento eficaz para la expulsión de los tóxicos del organismo.
Muchas veces los efectos nocivos se manifiestan en la descendencia, con malformaciones, cánceres, atrofias, infertilidad, etc.
Los efectos nocivos tardan años en aparecer. Por ejemplo, el DDT y los PCB ya no se fabrican desde hace unos 20 años, pero siguen produciendo sus efectos nefastos. Esto pasará con otras sustancias de uso actual.

Hay unas cuestiones éticas añadidas:

  • La crueldad de los experimentos sobre animales (cuando se hacen).
  • Las sustancias obtenidas directamente de animales, que suelen ser empleadas en la industria alimentaria:
  • Grasas animales (muchas veces camufladas)
  • Algunos colorantes, conservantes, emulsionantes, espesantes, estabilizantes son de origen animal (escondido detrás de la E) Por ejemplo, el E-120 es el carmín de cochinilla, un colorante rojo extraído de estos insectos.
  • Gelatina, extraída de los huesos y tendones. Se usa en algunos alimentos, pero también en las cápsulas de los medicamentos y la película fotográfica.
  • Glicerina, ampliamente usada en los cosméticos
  • Vitaminas, algunas son de origen animal (se suelen extraer del aceite de hígado de bacalao y similares).

Ante todo esto, el único consejo posible para salvaguardarse es: huir al máximo de todo lo manufacturado, tender al veganismo y consumir productos biológicos y ecológicos.
En el terreno alimentario, hay que apoyar el auge de la agricultura biológica, que obtiene los productos sin el uso de abonos o pesticidas, sin contaminar el medio ambiente y obteniendo artículos de mejor calidad (gustativa y nutritiva), ya que el uso de abonos artificiales provoca un descenso de los glúcidos (sabor) en contrapartida al aumento proteico, y una carencia de vitaminas y minerales.
En el plano económico, todo aquel que valore estos términos comprende que la calidad no tiene precio.
No confundir con la agricultura integrada, que intenta vender una imagen de «sano, natural y ecológico» que no se ajusta a la realidad, pues permite el uso del 50% de las cantidades máximas permitidas. Es más suave pero insuficiente.

Por David Román

Extracto de una conferencia realizada en la Sociedad Naturista Vegetariana de Alcoi

 

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