Esta enfermedad es transmitida por la hembra del mosquito «Aedes aegypti», que cuando pica, al chupar sangre, elimina el virus del dengue por la saliva, en cambio el macho, se alimenta del néctar de las flores y del jugo de las plantas.
El dengue se presenta con fiebre, dolor de cabeza y detrás de los ojos, dolores en los músculos y en las articulaciones, orejas y ojos enrojecidos, erupciones, malestar general, no hay tos, puede haber náuseas y vómitos. Pueden presentarse o no manifestaciones hemorrágicas (pequeñas manchas en la piel provocadas por la efusión de sangre o hemorragias por la nariz), según la Organización Mundial de la Salud.
La gravedad del dengue depende de las defensas del individuo y del grado de intoxicación producido por la alimentación inadecuada: exceso de carnes de todas clases (de vaca, pollo, pescado etc., fiambres y embutidos , mucho queso, manteca, margarina, alimentos envasados y desvitalizados por la industria por motivos comerciales, sin vitaminas, minerales ni fibras vegetales: productos elaborados sobre la base de harina blanca, arroz blanco, azúcar común, etc. y falta de alimentos protectores de la salud: ensaladas y frutas crudas, verduras y hortalizas, cereales integrales, etc., que son los que nos dan inmunidad contra las enfermedades.
Cuando aparecen los primeros síntomas del dengue, que son similares a los de la gripe, en especial la fiebre, no perder tiempo esperando que se declare la enfermedad, seguir las indicaciones que daremos a continuación, que son aplicables a cualquier enfermedad de comienzo febril. La fiebre es una de las primeras manifestaciones de defensa del organismo, pero hay que lograr por medios naturales que desaparezca lo más pronto posible para no debilitar al enfermo. Estos medios naturales son sencillos y están al alcance de todos, mejor si se aplican bajo la dirección de un profesional naturista o partidario de las terapias naturales.
Lo esencial para curar el dengue es el reposo, la dieta hídrica (tomar solamente líquidos) especialmente si hay fiebre, y la limpieza intestinal por medio de enemas.
Por lo tanto, apenas aparece la fiebre, acostarse y no levantarse hasta estar sano. Tomar solamente líquidos: jugos de frutas (de mandarinas, naranjas, pomelos, jugo de zanahoria y manzana, caldo de verduras (no en cubitos) con jugo de limón a gusto, agua de cocción de ciruelas secas, manzanas y peras, tes de hierbas medicinales, café de malta, mate cocido, endulzados con azúcar rubia, agua con jugo de limón (el limón ayuda a inhibir las hemorragias). Además, es un repelente natural.
Cantidad de líquidos: dos litros por día en total (1 litro a la mañana y 1 litro a la tarde). Tomar por lo menos una taza de los líquidos indicados cada 2 horas (7 tazas en el día).
Mientras dure la fiebre aplicar enemas con agua hervida entibiada, con una cucharadita de sal marina por litro de agua, una a la mañana y otra a la tarde y aplicar compresas con una tela de algodón, de varios dobleces, mojada en agua fría y exprimida, colocarla sobre el vientre cubriéndola con una toalla seca. Repetir esta operación cada media hora mientras dure la fiebre.
La vitamina K es un factor importante en la coagulación de la sangre. Se la llama vitamina antihemorrágica. Por lo tanto puede ser de utilidad para prevenir e inhibir las hemorragias que se presentan en algunos casos de dengue. Esta vitamina se encuentra en las hojas verdes de las verduras en general, especialmente si se consumen crudas, sin partes duras y blancas, preferentemente: radicheta, rúcula, partes tiernas de acelga, espinaca, etc. Si hay fiebre se puede hacer un licuado con tres hojas de acelga sin partes blancas o una cantidad igual de espinaca, una zanahoria y una manzana, colar y tomar el jugo a sorbos, lentamente. Se puede endulzar con azúcar rubia.
Los tes o tisanas de matico o bolsa del pastor, que son hierbas hemostáticas, pueden resultar de utilidad para inhibir las hemorragias. Ante cualquier duda, consultar al medico.
Después de la fiebre, alimentarse con sopas de papas, arroz, avena arrollada, y hortalizas: zanahoria, calabaza, acelga, remolacha, cebolla, etc., ensaladas y frutas crudas o cocidas en compota, continuando luego con una alimentación vegetariana como la que aconsejamos en nuestras obras para adquirir inmunidad contra las enfermedades y vivir una vida más sana y dichosa que la anterior.
Por el Dr. en Naturopatía Víctor A. Bianco