La nutrición es la función fundamental de la vida física. Es la primera de las funciones que aparecen en la escala de los seres vivos y la única en los animales y plantas rudimentarios. (1) Consiste en tomar materiales y energías del medio exterior, transformarlos, asimilarlos, convirtiéndolos en sustancia viva propia y eliminar los residuos no aprovechables.
Sin una nutrición perfecta no puede haber salud. (2) La constitución química normal de los tejidos, sangre y humores depende de la perfección en la función nutricia. Una alimentación cuya abundancia en toxinas sea superior a las capacidades neutralizadoras de los fermentos y secreciones glandulares antitóxicos, o cuya copiosidad sea superior a las capacidades transformadoras y eliminadoras del organismo, no puede dar lugar nunca a una nutrición perfecta y por consiguiente será causa de enfermedad.
Todos los problemas de enfermedad son en el fondo un Problema de nutrición alterada por causas físicas, pasionales o morales. Hasta el problema de las infecciones microbianas es asunto de
alteración química y digestión celular y no logrará resolverse con positiva ventaja para la Humanidad, mientras no se plantee dentro del terreno de la nutrición. El microbio cumple en el organismo enfermo la misión de digerir sustancias químicas extrañas al plasma y que las células y humores son incapaces de transformar por abundancia o por calidad. La destrucción del microbio por el organismo es otro problema de digestión del microbio por la célula o fermentos defensivos. De la abundancia de toxinas que nutren al microbio depende la intensidad de la lucha celular con él y la victoria final. (3) La infección es, pues, una resultante de conflictos nutritivos, cuya mejor solución no es introducir en el organismo otros materiales extraños (sueros, vacunas, drogas) que agraven la ya comprometida capacidad transformadora de la célula, sino procurar a ésta la máxima facilidad y tregua en tan vital actividad, cosa que sólo puede lograrse mediante estímulos fisiológicos de las tres funciones orgánicas básicas: respiración (que equivale a oxidación), circulación (que equivale a arrastre de detritus y aporte dc materiales vitalizados) e inervación (que equivale a estímulo vital, según la finalidad específica e individual).
Proporción entre lo ingerido y lo excretado
Es del más elemental sentido, comprender que la cantidad de alimentos ingeridos debe estar en proporción adecuada con el desgaste o combustión que realiza el organismo. Hipócrates dijo: «Hay que descubrir si los alimentos son más fuertes que los ejercicios que se hacen o los ejercicios más fuertes que los alimentos, o bien, si hay una justa proporción entre los unos y los otros. Es la preponderancia de una cosa u otra la que conduce a la enfermedad. El justo equilibrio, constituye la salud». Si un individuo come más que transforma, se recargará de grasas y de detritus; si transforma más que come se desnutrirá, y si come en proporción a sus capacidades de transformación o metabolismo, (4) se mantendrá en un estado de buen equilibrio nutricio.
Desde este punto de vista hemos, pues, de considerar tres tipos de nutrición.
Tipos nutritivos
a) Braditróficos o de nutrición retardada por disminución de las oxidaciones o combustiones orgánicas. (Tendencia artrítica y, en general, gruesos.)
b) Taquitróficos o de nutrición acelerada por aumento de las oxidaciones orgánicas (individuos magros), que llamaremos distróficos cuando están desnutridos por deficiencias de absorción o asimilación.
c) Eutróficos o de nutrición equilibrada.
Otros factores externos contribuyen a intensificar o disminuir la tendencia de cada tipo. Así, la vida sedentaria aumenta la braditrofia tanto como el ejercicio la disminuye. El ejercicio, en cambio, aumenta la taquitrofia y disminuye el retardo nutritivo. La hidroterapia fría aumenta las combustiones orgánicas de igual modo que la helioterapia y el masaje, etc.
De todo esto se refiere que en cada tipo nutritivo debe haber predominio de los alimentos que neutralicen la tendencia de su desviación nutricia y una disminución de aquellos otros que la den incremento. Tal es la causa de aconsejar a las personas gruesas la parquedad en el consumo de féculas y grasas, y la abundancia en el de frutas frescas y verduras, como lo contrario a las personas taquitróficas, según hemos expuesto en nuestra obrita «Manual de Curación Naturista».
Vemos, pues, que la capacidad de transformación de los alimentos por el organismo en la vida diaria (o metabolismo energético), que es la suma del metabolismo basal (o en reposo y ayunas) y del variable (o funcional), depende de muy diversos factores, unos internos, como la capacidad combustiva específica (representada por el metabolismo basal) y la actividad de ciertas glándulas endocrinas, principalmente la tiroides; y otros externos, como el trabajo muscular, la calidad y cantidad de los alimentos, (5) la temperatura ambiente, etc. (6) El ejercicio muscular es el recurso Supremo para activar fisiológicamente la combustión orgánica y, por consiguiente, no tiene sustitución posible, oportunamente alternado con el descanso, para conseguir una nutrición perfecta. El régimen alimenticio más sabiamente prescrito es imperfecto sin la cantidad necesaria de actividad muscular (lo mismo en gruesos que en delgados). El problema clínico de los enfermos desnutridos es, pues, cuestión combinada de alimento y ejercicio después de diagnosticar claramente si Son taquitróficos o distróficos, pues tan disparate sería cargar de alimentos animales el estómago de un taquitrófico como privar de albuminoides o de ejercicio a un distrófico (se trate o no de enfermo tuberculoso). Combinando con clarividencia la alimentación y la actividad, se ve adelgazar al obeso y engordar al desnutrido (aparte los casos patológicos en que hay que poner en juego otros factores). Chassagne ha demostrado con miles de observaciones que la tuberculosis es rara en las personas activas y amantes del ejercicio físico, y frecuente, en cambio, en los perezosos y sedentarios.
Alimentación completa y papel de cada sustancia
Para que la alimentación humana sea completa, han de entrar en ella sustancias proteicas (albúminas, núcleo-proteidos), sustancias grasas (grasas, lecitina, colesterina), carbohidratos (féculas, azúcares, almidones), sales (de calcio, sodio, fósforo, carbono, etcétera), vitaminas, diástasas, fermentos yagua. La necesidad de algunas de ellas es relativa, porque el organismo puede transformar unas en otras (albúminas, carbohidratos y grasas), (7) y la de otras, absoluta (agua, vitaminas, diástasas, sales), porque no tienen sustitución posible y sin ellas no se puede vivir .
Las sustancias proteicas o albuminoides son alimentos de construcción orgánica. Constituyen el armazón, y como se desgastan poco, se necesitan pocas.
Las grasas e hidratos de carbono son alimentos de función (calor y trabajo). Son el combustible del organismo y, por lo tanto, de los que más cantidad se necesita.
Las sales son alimentos constructivos de los huesos mantenedores del equilibrio osmótico (isotonia) y ácido básico de los humores y de la normal excitabilidad nerviosa, muscular y endocrina (secreciones internas), así como reguladores de las reacciones fermentativas y del estado físico de los coloides celulares.
Las vitaminas son alimentos reguladores del equilibrio químico, del aprovechamiento de los demás alimentos y vitalizadores.
Las diástasas y fermentos son alimentos de vitalización y de desintegración y reconstrucción química.
El agua es la base de todas las operaciones químicas de la vida. El medio básico de todos sus proteísmos.
Desde el punto de vista químico, la alimentación exclusiva de sustancias animales es incompleta. La alimentación exclusiva de sustancias vegetales es completa. En la primera faltan sales (8) y es excesiva en albuminoides, y por consiguiente, fuertemente tóxica. (Para ampliar el estudio de estos problemas básicos, remitimos al lector a nuestras obras «Cómo cura la Medicina Natural» y «Curso de Medicina Natural en 40 lecciones»).
Mas para que la alimentación sea íntegra y fisiológica, es necesario que contenga una cierta cantidad de celulosa, sustancia contenida en las hojas, tallos, raíces y cutículas de los frutos y granos, cuya misión -aparte un 20 % que es digerida en el intestino- (9) consiste en estimular la función motriz de las paredes del tubo digestivo, y constituye gran parte del residuo intestinal. La carne, leche, huevos, queso, manteca y grasas, no contienen dicha sustancia, por lo que contribuye al estreñimiento.
Solamente así, basando nuestra nutrición en una alimentación completa, pueden quedar satisfechas las necesidades restauradoras y funcionales del organismo, ya que sus tejidos se componen de un 70 % de agua, un 16 % de albúminas, 11 % de sustancias grasas y un 3 % aproximadamente de elementos minerales, a más de su riqueza variable en materiales de función o hidrocarbonados y vitaminas. (10)
1. La reproducción, consecuencia de la primera, es nutrición de la especie.
2. El Dr. Mouriquand, de la Universidad de Lyón, dijo. «parece que la inmunidad contra las múltiples enfermedades infecciosas tiene por sustratrum esencial el equilibrio nutritivo, que ante todo depende del equilibrio alimenticio».
3. La fiebre es solamente una función colaboradora (oxidante y digestiva) de la nutrición acelerada.
4. Metabolismo es el conjunto de operaciones químicas que realiza el organismo para descomponer las substancias absorbidas, asimilarlas, sacar de ellas sus energías y destruir y eliminar sus residuos.
Se apellida metabolismo basal el valor de las oxidaciones de un organismo en completo reposo y en ayunas, por lo menos de doce horas. El metabolismo basal del hombre es de 34’7 calorías por hora y por metro de superficie del cuerpo, siendo un 10 % menor en la mujer.
5. Los albuminoides aumentan alrededor de un 30 % el metabolismo basal. Las féculas y azúcares en un 7 % y las grasas en un 3 %. Es decir, todo lo contrario a lo que sería de esperar dado el número de calorías que emite cada sustancia, que es de 9’3 calorías por gramo de grasa, 4’1 por gramo de fécula y 4 por gramo de albúmina (puesto que ésta no se quema por completo en el cuerpo), lo cual nos demuestra que nada tiene que ver el poder calorífico de un alimento, con las calorías que de él saca el organismo, aparte diferencias específicas.
6. El ejercicio puede aumentar el valor del metabolismo basal o fundamental hasta un 200 %, de cuyo aumento un 70 % se libra en forma de calor y un 30 % en forma de trabajo mecánico. Un jugador de foot-ball aumenta el número de calorías de 2.500 a 6.500, algunos corredores pedestres a 11 ó 12.000.
7) El organismo forma grasas a espensas de los carbohidratos (hidratos de car. bono) cuando los toma en abundancia (tres moléculas de glucosa (azúcar de fécula) forman una molécula de ácido esteárico (origen de la trlestearina, grasa sebácea). De algunos aminoácidos componentes de las albúminas, como la glicocola, alanina, ácido glutamínico, después de su desaminaci6n, se puede formar azúcar en gran cantidad. Tampoco juzgan imposible los químicos que se formen grasas a expensas de los albuminoides.
8) Para que la alimentación cárnea fuese completa, necesitariase consumir la carne con sangre y huesos como hacen los animales carnívoros.
9) Por la acción fermentativa del bacilo «amilobacter» se desdobla en glucosa y dextrina.
10) En nuestra diaria alimentación deben entrar aproximadamente 20% de albuminoides, 10% de grasas y 70% de hidratos de carbono.
Fuente:
Fragmento del libro: «Nutrición humana y cocina vegetariana»
Dr. Eduardo Alfonso, editorial CYMYS, 1981, Barcelona, España.